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lunes, 23 de enero de 2012

Un código de conducta para explorar el cosmos...

Acumulación de basura espacial en la órbita baja terrestre (LEO). | NASA


EEUU cree que ha llegado el momento de poner orden en el 'vertedero espacial'. Apenas dos días después de la caída en el Pacífico de los restos de la nave rusa 'Fobos-Grunt', la secretaria de estado estadounidense, Hillary Clinton, anunció su intención de redactar junto con la Unión Europea (UE) y otros países un código internacional de conducta para las actividades realizadas en el espacio exterior.
En un comunicado hecho público el pasado martes, Clinton señaló que"el espacio está gravemente amenazado a largo plazo por los escombros espaciales y los actores irresponsables", por lo que considera que "un código de conducta ayudará a mantener su sostenibilidad, la seguridad y la estabilidad"
En apenas cuatro meses han caído a la Tierra restos de tres artefactos espaciales. Antes de que 200 kilogramos de chatarra de 'Fobos-Grunt' impactaran en el Pacífico, el pasado domingo, hubo otras dos alarmas. 
En ninguna de las ocasiones se produjeron heridos pero los tres casos reflejan "el grave riesgo" que representa la basura espacial.

El origen del problema

Con el nombre de chatarra, basura o escombros espaciales se denomina a los restos de satélites, cohetes o naves que quedan vagando por el espacio cuando dejan de utilizarse. Las explosiones provocadas por restos de combustible, así como los choques entre artefactos en el espacio generan grandes cantidades de escombros, muchos de ellos de pequeño tamaño pero con gran poder destructivo. Algunos fragmentos terminan llegando a la Tierra, aunque el riesgo para los ciudadanos es muy pequeño. La mayor parte cae en el océano yhasta ahora no se ha registrado ningún herido por caída de basura espacial.

En 2001 cayó en Arabia Saudí una pieza de 70 kg. de un motor. | NASA

La propuesta de Europa

La propuesta presentada por la Unión Europea en febrero de 2009 para establecer un código de conducta voluntario que regule las actividades civiles y militares en el espacio es, según Clinton, "una base prometedora" para lograr un acuerdo internacional. La iniciativa, aprobada por los ministros de la UE en diciembre de 2008, se presentó en la Conferencia de desarme de Ginebra pocos días después del primer choque accidental entre dos satélites. El 10 de febrero de 2009, colisionaron el satélite ruso Kosmos-2251 y el estadounidense Iridium- 33, generando una gran cantidad de basura espacial.
Restos de la sonda rusa 'Fobos-Grunt' cayeron a la Tierra el pasado domingo. En la imagen, los científicos preparan la nave para su lanzamiento. | Roscosmos
En apenas 50 años de exploración espacial ha habido alrededor de 5.000 lanzamientos que han puesto en órbita unos 6.000 satélites. De ellos, sólo 800 siguen operativos, según la ESA.
Según cálculos de la ESA, en la actualidad hay 20.000 objetos de más de 10 centímetros vagando por el espacio y 600.000 mayores de un centímetro. También hay más de 300 millones de partículas de más de un milímetro. A pesar de su pequeño tamaño, los objetos más pequeños pueden dañar los equipos espaciales y penetrar en los trajes de los astronautas.

El 'síndrome Kessler'

En algunas regiones del espacio, como la situada entre los 800 y 1.400 kilómetros de la Tierra, la acumulación de chatarra espacial podría producir una cascada de explosiones. En unas décadas, estas zonas podrían llegar a ser demasiado peligrosas para la exploración espacial y quedar inutilizadas.
Este catastrófico escenario es conocido como síndrome Kessler ('Kessler Syndrome'). El científico de la NASA Don Kessler ya advirtió en 1978 que los choques en órbita producirían muchos más fragmentos, que se convertirían en nuevos proyectiles que destruirían satélites y harían inviables las actividades espaciales en esas áreas.

A la búsqueda de soluciones

Pero, ¿qué se puede hacer para evitar la proliferación de chatarra espacial? Lo más importante es la prevención, es decir, intentar conseguir que el problema no vaya a más porque lo cierto es que 'limpiar' los escombros espaciales, incluso los más peligrosos, es una tarea muy cara, lenta y compleja.
El ingeniero italiano Marco M. Castronuovo, por ejemplo, ha ideado un sistema que permitiría atrapar los fragmentos más peligrosos y llevarlos a una órbita más baja para que se destruyan con el roce con la atmósfera. Su satélite robotizado, asegura, sería capaz de recoger en siete años los 35 restos de chatarra espacial considerados más peligrosos.
A corto plazo, los expertos de la ESA creen que la forma más efectiva para reducir la tasa de crecimiento es intentando evitar las explosiones que se producen en la órbita terrestre, que originan gran parte de la chatarra espacial. La destrucción del satélite chino Feng-Yun 1C durante las pruebas de un misil, en enero de 2007, incrementó en un 25% la cantidad de basura espacial.
La entrada en la carrera espacial de nuevos países, como China o la India, se sumará a las actividades de EEUU, Rusia, Japón y la Unión Europea, aumentando el número de lanzamientos por año y con ello, los artefactos en órbita. Si la comunidad internacional no logra pronto un acuerdo y toma medidas eficaces para evitar la proliferación de basura espacial, la exploración espacial en los próximos años podría verse amenazada.

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